Enclavado en la provincia de Burgos, resguardado por el Condado de Treviño y cercado por las verdes montañas de Álava, se encuentra Ochate, un pueblo cuya historia se entreteje con leyendas y misterios. Este despoblado burgalés, hoy un relicario de ruinas, ha sido objeto de fascinación para historiadores, entusiastas de lo paranormal y turistas por igual.

Un pasado misterioso

Las primeras referencias escritas de Ochate datan del año 1025, en el documento de la Reja de San Millán, donde se menciona al pueblo como Gogate. A través de los siglos, Ochate ha sido conocido por diversos nombres, cada uno evocando imágenes oscuras y místicas. El término «Ochate», que significa «puerta secreta», es quizás el más simbólico, sugiriendo un umbral hacia lo desconocido.

Tragedias y epidemias

La leyenda más perturbadora de Ochate gira en torno a tres epidemias mortales que asolaron la aldea en los años 1860, 1864 y 1870. Estos eventos, detallados en un artículo de la revista Mundo Desconocido de los años 80, describen cómo la viruela, el tifus y el cólera diezmaron la población, pero curiosamente no afectaron a las localidades vecinas. Este misterioso hecho ha alimentado teorías de maldiciones y fenómenos inexplicables, convirtiendo a Ochate en un punto de interés para los aficionados a los misterios.

Encuentros paranormales

La fascinación por Ochate alcanzó su apogeo en el siglo XX con la publicación de una fotografía que mostraba un presunto ovni sobre el pueblo. Este incidente atrajo a ufólogos y seguidores de lo paranormal, quienes organizaron sesiones de espiritismo y otros rituales en las ruinas. Estas actividades, aunque controvertidas, han contribuido a la mística que rodea a Ochate.

Sucesos históricos inquietantes

Más allá de las leyendas, varios acontecimientos reales han contribuido a la atmósfera misteriosa de Ochate. La inexplicable desaparición del párroco Antonio Villegas en 1868 y el asesinato cometido por un vecino en 1936 son testimonios de los enigmas que rodean al pueblo.

Las ruinas de ochate

Hoy en día, Ochate se presenta como un testimonio silencioso de su pasado turbulento. Los restos de la Iglesia de San Miguel y la Ermita de Burgondo, donde se encontró un medallón de la Virgen tras un impacto de rayo, son los únicos vestigios de la aldea. Este medallón, conocido como el medallón de Burgondo, se ha convertido en un símbolo de esperanza y renacimiento, llevado en procesión cada 15 de agosto a su lugar de origen.

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